Dice la leyenda que hace 20 años, uno de los arquitectos más
innovadores del mundo visitó la tierra con nombre de vino. Hablamos del
canadiense Frank O. Gehry,
un artista que retuerce formas y estructuras de edificios para absorber y
proteger del caos a quienes habitan en su interior. Escéptico con las
tentaciones de Baco, los empresarios del vino, en concreto Herederos de Marqués de Riscal, le
tentaron con el descorche de una botella de la añada de 1929, año de su
nacimiento. Herido de vida por el caldo de Rioja, el arquitecto del Guggenheim
bilbaíno decidió dar continuidad a su obra en el norte de España y aceptó
trabajar en la creación y diseño del hotel Marqués de Riscal. Tiempo después,
es difícil encontrar a algún amante del vino o del enoturismo que no haya
visitado o tenga este edificio singular en su lista de destinos pendientes.
Esta combinación de tradición centenaria con vanguardia se
ha reflejado en dos de las últimas
creaciones gastronómicas de Rosa Elías. Se trata de dos pinchos, en
concreto el denominado ‘Milhojas Gehry’ y el ‘Cilindro de Trigueros’, en los
que la plata y el oro comestible son protagonistas. Ambas propuestas tuvieron
su ‘premiere’ en el espacio televisivo El
Educador en Vinos (TVR), donde el espectador pudo disfrutar de una cata de
oro comestible, así como una demostración práctica del origen de este producto
y sus aplicaciones. Las creaciones de Rosa Elías no dejan de ser una metáfora
de todo lo que se puede inventar e innovar con los metales en la cocina.
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