Nuestro trabajo nos lleva a saltar latitudes en busca de las mejores recetas, los más delicados manjares y los postres más dulces y sofisticados. Como Phileas Fogg, viajamos por toda la Red para compartir con nuestros seguidores nuestros hallazgos. Al igual que el personaje de Verne, somos extremadamente puntuales. En nuestro caso, no fallamos a la cita para deleitaros antes que nadie con las últimas novedades del oro y la plata comestible. Este mes nos permitimos viajar a la Gran Manzana, a la que todos consideramos como la capital de los sueños. Nos referimos a Nueva York.
En un paseo por Times Square, la grey de turistas se mezcla con el neoyorquino que va y viene a su oficina. Es un ritmo frenético, en el que perritos, tallarines, donuts… satisfacen el gusanillo de todos. ‘Fast food’ al servicio de ‘millenials’, la Generación X, la Y… y ahora hasta la Generación Z. Pues bien, como haría Fogg, nosotros preferimos deleitarnos con el disfrute del tiempo sin prisas. Lo llaman ‘slow food’. Para ello, nos hemos dejado caer por el hotel Westin de Times Square. Allí nos espera el chef Frank Tujague, que ha ido más allá en la elaboración de la rosquilla o donut tradicional.
Desde el pasado mes de diciembre elabora ‘la rosquilla con oro comestible’, un delicado postre que incorpora crema de queso y trufa a la rosquilla clásica y, cómo no, oro comestible como aderezo final. El precio, como no podía ser de otra forma, está a la altura de lo que es el ‘kilómetro cero’ de la Tierra, Times Square: por poco menos de 900 euros se puede gozar de esta delicia que ni siquiera Verne hubiera imaginado.
Un detalle que hemos descubierto a posteriori: los beneficios conseguidos por la venta de la rosquilla de oro comestible se destinan a Les Amis d'Escoffier, organización que ofrece becas para que nadie se quede sin aprender las artes culinarias.
Fotos: Reuters
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