Una mantelería blanca y servilletas a juego con algún motivo navideño realzarán los alimentos y darán sensación de limpieza. Las servilletas a la izquierda dobladas en triángulo o en rectángulo, pero nunca con florituras. El protocolo dice que se colocan a la derecha cuando ya han sido usadas.
Un centro de mesa donde no falten las velas, de no más de 30 cm de alto para no dificultar la intervisibilidad de los comensales.
Una elegante composición de platos con motivos acordes con la comida a servir. Esto es, fondero, llano y hondo en este orden y un pequeño platillo para el pan arriba a la izquierda. Una sugerencia es el fondero en dorado y el resto con sólo algún motivo a juego y base en color neutro.
Los cubiertos se colocan de fuera hacia adentro según su orden de uso. Los cuchillos a la derecha con el lado cortante hacia el plato. A la izquierda los tenedores. El número de copas irá en función de la seriedad que queramos dar al evento. A mayor número de copas, más importancia se dará a la cena en cuestión. Para las cenas navideñas, lo normal será, la de agua, la de vino blanco que acompañará los pescados y mariscos, la de vino tinto que acompañará las carnes, y la de cava que se usará tanto en el aperitivo como en el postre, eso sí, con un pequeño detalle: un salero de oro comestible en copos que espolvorearemos en las copas de cava justo después de servirlo en las copas y antes de brindar por la buena suerte que nos depara el año que viene.
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