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6 mar 2014

Oro comestible en la noche de los Oscar

Atención. ¡Tenemos exclusiva! Nos la cuenta nuestro ‘paparazzo’ en la alfombra roja. Es uno de los secretos mejor guardados de la última ceremonia de los Oscar. Se trata del motivo por el que todo el mundo estaba feliz. Sí, lo sabemos. ¿Quizá la varita mágica de la bruja buena trabajó horas extra para conseguirlo? Puede, pero no. ¿Quizá la hiperpositiva canción de Pharrell Williams les ayudó a levitar? No, no, parece que no. Umm…, ¿también podría ser algún ingrediente secreto en la famosa pizza? Si no, no se explica lo del selfie. Bueno, la pista no es mala porque se trata de un secreto culinario.


Sabemos de primera mano que entre los invitados uno de los eventos más apreciados no es la gala en sí, sino las fiestas posteriores en las que se desata la locura. Este año ha habido tortas por asistir a la GovernorsBall, una celebración a la que se invitó a 1.500 celebridades y ejecutivos de la industria del cine. La cita, que contó incluso con un concierto privado de John Legend, tuvo lugar en el Ray Dolby Ballroom de Los Ángeles. Desde hace dos décadas, la estrella de la Governors Ball no es ningún actor, ni ninguna rutilante estrella. El hombre más alabado de la noche es Wolfgang Puck. ¿Que quién es? Uno de los chefs más solicitados entre las estrellas de Hollywood. Este año, con la inestimable colaboración de 350 ayudantes, elaboró un cóctel con 7.000 gambas, 1.300 ostras, carne de Kobe y trufas francesas, entre otras delicias, todas ellas regadas por 1.300 botellas de champán. En total, 50 creaciones originales.


Según nos cuenta nuestro ‘paparazzo’, Puck consiguió que todos los asistentes salieran con una sonrisa en los labios, independientemente de si fueron galardonados o no. ¿Por qué? Logró que todo el mundo se llevara una estatuilla. ¿Cómo? Todos ganaron en la noche de los Oscar. El chef austríaco elaboró 5.000 pequeños ‘oscar’ de chocolate que dispuso en la mesa de postres de la Governors Ball. En este caso, sí que había un ingrediente secreto: el oro comestible. El equipo de cocina utilizó hasta cuatro kilos de oro comestible para dar el toque definitivo a la preciada estatuilla. Nos preguntamos si el año que viene, en lugar del pizzero, quizá llamen a algún maestro chocolatero. Seguro que el oro comestible es protagonista. Apostamos por ello.

Imágenes: Los Angeles Times

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